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¿Por qué comemos?

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¿Recuerdas por qué comemos?

Voy a escribir una serie de entradas sobre nuestros hábitos de comida. La idea es incluir algo de historia y también sobre nuestro tiempo actual, por dónde vamos y tal vez por donde deberíamos ir. Si eres suscriptor, seguro que ya compartes muchas de mis ideas y si no es así, al menos espero que estos artículos te interesen y despierten tu curiosidad.

– Por placer, segurísimo. Nos encantan los sabores varios ambos naturales tantos creados. Un día de calor con un rico helado, un día de frío con un guiso de la abuela…personalmente un cappuccino con huevos revueltos y pan hecho en casa es un paraíso para desayunar durante el finde. Pero como humanidad no hay nada que nos guste más que la sal, el azúcar y la grasa. Obviamente no solos sino disfrazados en forma de patatas, galletas o fritos. Estos tres ingredientes son esenciales en la comida rápida, los alimentos envasados y cualquier comida precocinada del súper. Pero…fue siempre así?

– Para compartir y fortalecer las relaciones con los demás, la red social a nuestro alrededor. ¿Qué hacemos cuando hay un cumpleaños, boda, contrato de negocio o reunión familiar? ¡Comemos! Es el base de cualquier evento y ha sido así desde que el ser humano bajo de los árboles (perdona que no desarrollo con más exactitud la evolución para llegar al Homo sapiens).

Durante nuestros eventos, reuniones y encuentros con la gente, nos encanta producir el “feast” (banquete en castellano, la palabra para una buena comida abundante).  Hay un dicho inglés “feast or famine” (abundancia o escasez relacionada con la comida) que se relaciona con nuestra historia de la alimentación. El momento de la cosecha antes del invierno o la matanza del cerdo o de otro animal en la aldea representaban un momento de abundancia, el “feast”, que todo mundo se unió para compartir. Al final del invierno, las reservas de comida se agotaban y lograr sobrevivir los duros inviernos fue un tremendo reto para la gente, especialmente los pobres.  Feast y famine también se podría aplicar a los tiempos prehistóricos cuando cazábamos animales. Con frecuencia había periodos largos entre  la caza, según la suerte de los cazadores, así que los momentos de feast y famine se alternaban. Una vez que se cazaba una presa, como aún no existían maneras de preservar la carne, había que comer muchísimo (aquí hay un artículo chulo sobre la paleodieta para quien le interese – rompe con todo lo que pensábamos que sabíamos!). Nuestro estómago ha evolucionado con estas circunstancias y puede dilatarse y aumentar su volumen desde 50ml en vacío, hasta un litro después de una comida, o incluso cuatro litros si seguimos comiendo! Una muy buena noticia en esta época de fiestas!

– Por alimentarnos… aquí quizás la razón más obvia. Durante los años nuestra dieta y hábitos de comida han ido cambiando. La forma en que comemos hoy en día es notablemente distinta de hace solamente unas décadas y aún más si comparamos con hace un siglo, medidas de tiempo que en la historia del ser humana son insignificantes. Los cambios sobre todo se han basado en el aumento de la población y el desarrollo de las ciudades donde ya vive la mayoría de la gente. Es verdad que cuando tenemos hambre, comemos pero, ¿qué comemos?  A esta pregunta voy a volver en unos días…

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